Una de las obligaciones del Estado es mantener los caminos en buenas condiciones. Aunque no es la principal causa de siniestros, el deterioro, el escaso mantenimiento, la falta de banquinas, de iluminación y de señalización dejan sus consecuencias.
Dos años atrás, un conocido bodeguero falleció después de que su auto volcara en el Acceso Sur al atravesar una deformación en el asfalto. Aparentemente, el hombre no llevaba puesto el cinturón de seguridad.
A principios de este año, un joven murió porque no logró ver un pozo mal señalado en un cruce de Maipú.
Antes, otros conductores estuvieron a punto de sufrir la misma suerte, pero lograron advertirse entre ellos acerca de dicha amenaza de la ruta. Es probable que, en este caso, la alta velocidad haya influido en la tragedia.
De acuerdo con las estadísticas, son pocos (alrededor de 6%) los accidentes de tránsito causados por las malas condiciones de rutas y caminos.
No obstante, los especialistas admiten que se trata de una causal que puede provocar colisiones. Agregan que, muchas veces, los conductores hacen su parte al no respetar señales o condiciones de seguridad.
Más allá de esto, es el Estado -provincial y nacional- el que debe mantener las rutas en buen estado con el objetivo de prevenir accidentes.
Se trata de una obligación para evitar las más de 8.000 muertes que se producen por año en el país, de las que a Mendoza le tocan unas 420, de acuerdo con las estadísticas 2007 de la Asociación Luchemos por la Vida.
De hecho, nuestra provincia se encuentra en cuarto lugar en lo que a cantidad de fallecidos por siniestros respecta, pero pasa al primer sitio en el ranking (antes que Santa Fe, provincia de Buenos Aires y Córdoba, en ese orden) cuando la cuenta se realiza en base a la cantidad de habitantes.
Pero los accidentes de tránsito también son los culpables de que, por año, haya 15.000 nuevos discapacitados en nuestro país; de acuerdo con cifras calculadas por la asociación civil e instituto de rehabilitación ALPI.
“Nosotros zafamos porque conocemos el camino de memoria, pero el Acceso Sur está muy mal señalizado y ni hablar de la iluminación”, señaló Cristian -chofer de una línea de colectivos que va a Maipú.
El joven explicó que el mayor peligro no sólo residía en las personas y ciclistas que circulan de noche, sino en las salidas de la ruta, que no siempre se alcanzan a visualizar con antelación.
Para Omar Disparti, quien maneja un camión y recorre buena parte del país, las rutas argentinas carecen de buena señalización y de banquinas seguras, “sobre todo hacia el norte”, aclara, y agrega: “Sin ir más lejos, esta parte del carril Rodríguez Peña (oeste) es un desastre. No se ve ni la doble línea amarilla ni los semáforos”.
Un informe elaborado por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) determina que 80% de las rutas del país se encuentra en mal estado o presenta una configuración no acorde al volumen del tránsito y al tipo de vehículos que circulan por ellas.
“De acuerdo a nuestros relevamientos, es posible observar que 82% de los accidentes ocurren sobre el pavimento seco”, precisa el análisis, y de allí la conclusión acerca de las características de los caminos.
“Argentina hizo prácticamente toda su red vial hace 50 años y cada año se suma medio millón de vehículos a las rutas. Esto hace que el deterioro de las rutas sea creciente ya que tampoco cuentan con el auxilio del ferrocarril”, explicó Carlos Trad Fager -presidente en Mendoza de la Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud (SAES).
El especialista aseveró, además, que eso provoca que en las vías donde hay accidentes más graves existan pozos y roturas debido a que los organismos encargados no dan abasto para repararlas.
Trad Fager no pierde de vista que las estadísticas indican que alrededor de 5% de los accidentes son provocados por las falencias en los caminos.
“Si tuviéramos conductores que manejan a la defensiva cuando ven que el camino está en mal estado, podría atenuarse el trágico cóctel que, además, suele incluir exceso de velocidad, cansancio o alcohol”, resumió.
El informe del Cesvi detalla que la mayoría de las rutas de nuestro país no posee iluminación artificial. Durante la noche, animales, peatones y ciclistas -que no cuentan con iluminación propia- suelen ser arrollados por los conductores que no logran frenar a tiempo.
Por otra parte, en muchos siniestros analizados se observó la falta de banquinas o banquinas descalzadas (cuando la ruta está sobreelevada respecto de la banquina) como uno de los causantes de la tragedia.
Esto hace que se genere una gran desestabilización del vehículo al momento de ingresar a ella pudiendo generar un vuelco. Asimismo, al querer volver a la ruta (cuando se circula a altas velocidades y en caso de que haya sido sólo un despiste) se puede destalonar el neumático.
El Cesvi también menciona que el intenso tránsito de camiones por las rutas produce deformaciones en el pavimento -conocidas como ahuellamientos- especialmente peligrosos en días de lluvia ya que es común que los neumáticos no hagan contacto con el asfalto y se pierda el control del vehículo.
El pequeño ancho de las rutas que convierte a las calzadas en muy poco permisivas a los errores de conducción, el pésimo mantenimiento de los cruces a nivel y sus alrededores (en donde se ha comprobado más de un accidente), así como la falta de señalización en curvas para las velocidades de circulación propuestas son otros puntos que el estudio menciona como conflictivos cuando se los relaciona con posibles accidentes de tránsito.
En este sentido, el presidente de la Asociación de Propietarios de Camiones Carlos Mesina coincidió con Trad Fager en la importancia de adecuar la red vial.
“Seguimos circulando por los mismos caminos de hace años. Nos quedaron chicos, con el agravante de que se encuentran en un gravísimo estado de mantenimiento”, resumió el empresario.
De hecho, un informe reciente del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) detalla que en los primeros seis meses de 2008 los accidentes crecieron 5% en comparación con 29% del primer semestre de 2007.
La disminución de la cantidad de vehículos debido a las rutas cortadas por el campo y la falta de combustible fue la principal clave.
Dos años atrás, un conocido bodeguero falleció después de que su auto volcara en el Acceso Sur al atravesar una deformación en el asfalto. Aparentemente, el hombre no llevaba puesto el cinturón de seguridad.
A principios de este año, un joven murió porque no logró ver un pozo mal señalado en un cruce de Maipú.
Antes, otros conductores estuvieron a punto de sufrir la misma suerte, pero lograron advertirse entre ellos acerca de dicha amenaza de la ruta. Es probable que, en este caso, la alta velocidad haya influido en la tragedia.
De acuerdo con las estadísticas, son pocos (alrededor de 6%) los accidentes de tránsito causados por las malas condiciones de rutas y caminos.
No obstante, los especialistas admiten que se trata de una causal que puede provocar colisiones. Agregan que, muchas veces, los conductores hacen su parte al no respetar señales o condiciones de seguridad.
Más allá de esto, es el Estado -provincial y nacional- el que debe mantener las rutas en buen estado con el objetivo de prevenir accidentes.
Se trata de una obligación para evitar las más de 8.000 muertes que se producen por año en el país, de las que a Mendoza le tocan unas 420, de acuerdo con las estadísticas 2007 de la Asociación Luchemos por la Vida.
De hecho, nuestra provincia se encuentra en cuarto lugar en lo que a cantidad de fallecidos por siniestros respecta, pero pasa al primer sitio en el ranking (antes que Santa Fe, provincia de Buenos Aires y Córdoba, en ese orden) cuando la cuenta se realiza en base a la cantidad de habitantes.
Pero los accidentes de tránsito también son los culpables de que, por año, haya 15.000 nuevos discapacitados en nuestro país; de acuerdo con cifras calculadas por la asociación civil e instituto de rehabilitación ALPI.
“Nosotros zafamos porque conocemos el camino de memoria, pero el Acceso Sur está muy mal señalizado y ni hablar de la iluminación”, señaló Cristian -chofer de una línea de colectivos que va a Maipú.
El joven explicó que el mayor peligro no sólo residía en las personas y ciclistas que circulan de noche, sino en las salidas de la ruta, que no siempre se alcanzan a visualizar con antelación.
Para Omar Disparti, quien maneja un camión y recorre buena parte del país, las rutas argentinas carecen de buena señalización y de banquinas seguras, “sobre todo hacia el norte”, aclara, y agrega: “Sin ir más lejos, esta parte del carril Rodríguez Peña (oeste) es un desastre. No se ve ni la doble línea amarilla ni los semáforos”.
Un informe elaborado por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) determina que 80% de las rutas del país se encuentra en mal estado o presenta una configuración no acorde al volumen del tránsito y al tipo de vehículos que circulan por ellas.
“De acuerdo a nuestros relevamientos, es posible observar que 82% de los accidentes ocurren sobre el pavimento seco”, precisa el análisis, y de allí la conclusión acerca de las características de los caminos.
“Argentina hizo prácticamente toda su red vial hace 50 años y cada año se suma medio millón de vehículos a las rutas. Esto hace que el deterioro de las rutas sea creciente ya que tampoco cuentan con el auxilio del ferrocarril”, explicó Carlos Trad Fager -presidente en Mendoza de la Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud (SAES).
El especialista aseveró, además, que eso provoca que en las vías donde hay accidentes más graves existan pozos y roturas debido a que los organismos encargados no dan abasto para repararlas.
Trad Fager no pierde de vista que las estadísticas indican que alrededor de 5% de los accidentes son provocados por las falencias en los caminos.
“Si tuviéramos conductores que manejan a la defensiva cuando ven que el camino está en mal estado, podría atenuarse el trágico cóctel que, además, suele incluir exceso de velocidad, cansancio o alcohol”, resumió.
El informe del Cesvi detalla que la mayoría de las rutas de nuestro país no posee iluminación artificial. Durante la noche, animales, peatones y ciclistas -que no cuentan con iluminación propia- suelen ser arrollados por los conductores que no logran frenar a tiempo.
Por otra parte, en muchos siniestros analizados se observó la falta de banquinas o banquinas descalzadas (cuando la ruta está sobreelevada respecto de la banquina) como uno de los causantes de la tragedia.
Esto hace que se genere una gran desestabilización del vehículo al momento de ingresar a ella pudiendo generar un vuelco. Asimismo, al querer volver a la ruta (cuando se circula a altas velocidades y en caso de que haya sido sólo un despiste) se puede destalonar el neumático.
El Cesvi también menciona que el intenso tránsito de camiones por las rutas produce deformaciones en el pavimento -conocidas como ahuellamientos- especialmente peligrosos en días de lluvia ya que es común que los neumáticos no hagan contacto con el asfalto y se pierda el control del vehículo.
El pequeño ancho de las rutas que convierte a las calzadas en muy poco permisivas a los errores de conducción, el pésimo mantenimiento de los cruces a nivel y sus alrededores (en donde se ha comprobado más de un accidente), así como la falta de señalización en curvas para las velocidades de circulación propuestas son otros puntos que el estudio menciona como conflictivos cuando se los relaciona con posibles accidentes de tránsito.
En este sentido, el presidente de la Asociación de Propietarios de Camiones Carlos Mesina coincidió con Trad Fager en la importancia de adecuar la red vial.
“Seguimos circulando por los mismos caminos de hace años. Nos quedaron chicos, con el agravante de que se encuentran en un gravísimo estado de mantenimiento”, resumió el empresario.
De hecho, un informe reciente del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) detalla que en los primeros seis meses de 2008 los accidentes crecieron 5% en comparación con 29% del primer semestre de 2007.
La disminución de la cantidad de vehículos debido a las rutas cortadas por el campo y la falta de combustible fue la principal clave.
Fuente: Diario Los Andes Mendoza
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