Compartimos el Editorial de la Revista Seguridad Vial Nro 103 (abril-mayo-junio) de reciente distribución gratuita y electrónica:
EDITORIAL: Pseudo “Síndrome de Estocolmo” en nuestra Cultura Vial
Un profundo análisis de lo aquí planteado excede la naturaleza de un “editorial” y la profesión de quien esto escribe.
La cultura se manifiesta a través de las expresiones corporales, verbales y escritas de los integrantes de una sociedad. Sus hábitos, su forma de comportarse individual y colectivamente frente a similares circunstancias reflejan en forma conciente o inconciente su adhesión o rechazo generalizado a las “formas” del vivir.
Y el comportamiento en la vía pública de ninguna manera es la excepción a la regla.
Sin embargo no solo hay que mirar como actuamos (desde la óptica del protagonista de la acción) sino como reaccionamos ante la acción del otro (es decir desde el punto de vista del que recibe el efecto de la acción del otro).
Es curioso observar nuestro comportamiento frente a acciones tan sencillas como que nos cedan el paso como peatón, o que el inmenso transporte colectivo respete la prioridad de paso de nuestro vehículo en la esquina. En muchas de estas situaciones responderemos agradeciendo con un gesto y, si vamos acompañados, en más de una oportunidad comentaremos la “gentileza”. No es este un planteo que atente contra los “buenos modales”, pero “lo cortez no quita lo valiente”. El problema es que en la gran mayoría de las ocasiones, seamos sinceros, nuestro “agradecimiento” no es un acto de cortesía, sino de “admiración” por quien, siendo el más “fuerte”, no ejerció esa condición (que hubiera sido lo más natural que hiciera). Ahora bien, el receptor de nuestro “agradecimiento” no ha hecho otra cosa que ¡cumplir la ley y respetar nuestro derecho!.
Salvando las distancias, ¿qué puede sorprendernos del “agradecimiento” del secuestrado hacia su secuestrador en el tan mentado “síndrome de Estocolmo”?.
Pero las expresiones colectivas como sociedad de nuestra “cultura” vial van mucho más allá de las individuales descriptas.
Citemos dos como ejemplo para reflexionar:
- Un principio legal del derecho de la Circulación es que “el peatón es el usuario privilegiado de la vía pública en las ciudades”. Una construcción de los jueces (jurisprudencia) en consecuencia del anterior es que “un peatón cruzando distraído la calzada de una ciudad, es un acto prevenible por parte del conductor de un automotor, que es quien aporta el riesgo”. Cada vez hay menos jueces que los citen en sus sentencias.
- Cada vez son más frecuentes los “actos del príncipe” de un Estado que disminuye substancialmente y hasta condona el monto de las multas por infracciones graves a la Seguridad Vial.
Sin ánimo de simplificar creo que gran parte del problema de esta verdadera “endemia” social que padecen nuestras sociedades en materia de inseguridad vial es resultado directo de una carencia de “conciencia de riesgo” sumada a un grado importante de ignorancia por falta de educación vial en valores tanto en administrados (usuarios de la vía pública) como en administradores (autoridades).
Reconocerlo seria un importante primer paso.
Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV
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