sábado, 26 de julio de 2008

Cada vez más argentinos tienen miedo de manejar

La amaxofobia, el temor a conducir un vehículo, es un trastorno de ansiedad bastante frecuente que no diferencia sexo o edad. Especialistas y pacientes cuentan a Infobae.com cuáles son los síntomas y cómo superar el problema

"Comencé a tener miedo a circular por autopistas, mirar por todos los espejos constantemente, a tener terror si otro auto acercaba, sobre todo si eran vehículos grandes. También, miraba por los laterales cuando venían motos y bicicletas y tenía miedo de chocarlas. Empecé con este mecanismo: autopista no, colectora sí; avenidas no, calles sí, puentes no. Muchas veces me dijeron: 'si no podés manejar, no lo hagas'. Pero yo pensaba: ¿por qué no voy a poder? Estoy habilitada para manejar y me sentía muy frustrada, sobre todo un verano completo en el que inventé mil excusas para que alguien llevara a mis hijos a natación, ya que para llegar hasta la pileta no se puede evitar ir por autopista", relata Patricia, una paciente ahora recuperada de amaxofobia.

Este trastorno es cada vez más común y su denominación proviene del latín (fobia a los cuarruajes). Ahora, los vehículos son algo más sofisticados y están presentes en la vida de todos. El problema es que la sociedad no es consciente de la importancia y la extensión de esta fobia. Además, no es fácil contarles a los demás que se tiene pavor a conducir y, mucho menos, que lo comprendan.

"Sudores, temblores, taquicardia y dolor de estómago son algunos de los síntomas que padecen los afectados. Incluso se dan casos de personas que han tenido que parar el auto al sentir una sensación de descontrol", explica Gustavo Bustamante, doctor en Psicología y vicepresidente de la Fundación Fobia Club.

Juan tiene 35 años y relata a Infobae.com: "Hace dos semanas que me pongo nervioso cuando tengo que manejar mi auto en la ruta o en la autopista. Empiezo a sudar y no soy capaz de superar los 100 kilómetros por hora. Si tengo que pasar un auto me palpita el corazón. Estos muy preocupado, nunca tuve ningún accidente, pero esto me está agobiando, ya que necesito imperiosamente manejar porque mi trabajo queda a 25 kilómetros de mi casa".

"La gente que consulta, en general son adultos de entre 30 y 40 años. Algunos empezaron a sufrirlo este trastorno después de pasar varios años sin manejar y los hombres parecen ser más reacios a admitir su miedo a conducir. Muchas veces manifiestan sus temores transformando su miedo en agresividad y, si van asustados al volante, culpan a los demás de sus propios fallos, se pelean con otros conductores", relata Gustavo Bustamante.

Un problema con solución
"En muchos casos se hace necesaria la ayuda profesional para superar esta la fobia a manejar, sobre todo cuando el miedo deriva de un accidente de tráfico, lo cual podría relacionarse con otro trastorno de ansiedad como es el trastorno de estrés postraumático", explica el especialista consultado por Infobae.com.

"Lo primordial es partir de un buen diagnóstico, y luego de éste el tratamiento mas adecuado es la terapia cognitiva comportamental, que es una terapia activa, limitada en el tiempo, directiva y centrada en la colaboración terapeuta – paciente. Es activa y limitada en tiempo, ya que se ocupa directamente de los síntomas que producen la ansiedad en el aquí y ahora del paciente, proponiendo a éste un plan de trabajo. Además, se anima al paciente a autoayudarse y autoevaluarse hasta ser capaz de dominar sus síntomas y las situaciones que le generan ansiedad, aunque, desde ya, es el terapeuta quién indica al comienzo los principios básicos sobre los cuales habrá de actuar el paciente", describe Bustamante y agrega: "La terapia está centrada más en cómo solucionar los problemas que en el presunto origen de los mismos".

El psicólogo hace hincapié además en que la persona que padece amaxofobia comprenda que se trata de un miedo irracional, se informe y consulte a especialistas en el tema. Para quienes lo rodean, es importante que le transmitan tranquilidad y confianza, que los escuchen y lo incentiven a relajarse. "La familia debería tratar de ser menos crítica, más comprensiva y tener más paciencia, ya que muchas veces no logra comprender totalmente este problema", apunta.

También, la función del entorno es hacer que las personas que tienen este trastorno comprendan que no se encuentran ante un peligro real, y especialmente, aceptar lo que le está sucediendo al otro, acompañarlo y alentarlo para que realice un tratamiento adecuado. Más si consideramos que en un período breve (aproximadamente tres meses) esta fobia puede superarse totalmente.

Asimismo, resalta que aunque muchas personas no lo tomen demasiado en serio, el problema es real. Por eso, "si usted ve a un conductor que a veces no se anima a pasar a otro auto, a un camión, que frena excesivamente o que va inclusive a menor velocidad que la mínima establecida para circular en una autopista, no le 'tire el auto encima', no lo increpe, ya que puede ser una persona que está padeciendo una enfermedad y que, seguramente, con una actitud intimidatoria sólo aumentará el riesgo de que se produzca un accidente", concluye.

Lo que hay que saber
* La generación más afectada por la amaxofobia es entre los 30 y 40 años, porque es una franja de edad en las personas se encuentran "totalmente activos", terminaron sus estudios, están trabajando y tienen una familia formada, con hijos, en general.

* Generalmente, esta fobia se desarrolla en forma paulatina. Por ejemplo, primero sienten miedo a manejar en autopistas, luego en rutas, puentes, hasta tener una imposibilidad casi completa de manejar.

* Si las personas afectadas sienten un miedo intenso e imposible de controlar ante la presencia de una situación que los desestabilice como una ruta muy transitada, demoras en autopistas, pueden llegar a realizar maniobras bruscas, intentando evitar la situación que les causa temor y poder escapar de ella a un lugar seguro.

* En ocasiones, no es necesario haber sufrido un hecho traumático como un accidente para sufrir amaxofobia. Sin embargo, el estrés es el principal desencadenante de la misma.

Por Mariela Bernardi (Infobae.com)

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