POR INTERMEDIO de la Agencia Nacional de Seguridad Vial y la Secretaría de Medios, el gobierno central acaba de efectuar la presentación de una campaña integral de seguridad vial guiada por el eslogan "Si se puede evitar, no es un accidente". Se trata de un intento más --con un objetivo común, aunque con sus particulares detalles-- por poner freno a la inconcebible cantidad de muertos y heridos que dejan los accidentes de tránsito en la Argentina, tanto en rutas abiertas como en calles y avenidas de sus ciudades. La pérdida de una vida cada 60 minutos constituye una relación imposible de soportar, aunque hace largo tiempo que ello da motivo a expresiones de lamentación y a llamados a la prudencia. Pero sólo eso. Porque los números se siguen incrementando.
EN ESTA oportunidad, el referido plan presenta, a través de los medios de comunicación, mensajes que alertan sobre las infracciones más comunes cometidas por conductores de todo tipo de vehículo; entre ellas, el exceso de velocidad máxima, la falta de uso de cinturón de seguridad en los automovilistas y de casco en los motociclistas, la ingesta de alcohol por sobre los límites aceptados y el uso de teléfonos celulares mientras se maneja.
AL HACERSE el lanzamiento, el titular de la Agencia de Seguridad Vial --organismo del que poco se sabe, y menos todavía de sus resultados prácticos-- afirmó que de tal manera se procura "concientizar a la población de que si se controlan las causas que producen los supuestos accidentes, éstos no se producen". El llamado a la cordura es un calco de infinitas apelaciones anteriores, que parecen haber caído en saco roto, atento a lo que puede verse a cada momento en las ciudades y en los caminos nacionales y provinciales.
YA EN febrero del corriente año, la presidenta de la República había anunciado el Plan Nacional de Seguridad Vial, cuya finalidad, en primera instancia, era unificar una tarea conjunta entre el Estado Nacional, las provincias y los municipios. Plausible intención, si pudiera llevarse a cabo de manera cabal. Del dictado de esa norma, precisamente, surgió la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
HASTA EL momento, no se ha materializado la pretendida unificación de los registros de conductor en todo el país, a efectos de controlar de manera más precisa la situación de cada uno de los responsables de vehículos y de aplicar de igual modo las sanciones correspondientes. Hoy, como es sabido, el otorgamiento de dichas licencias corre por cuenta de los municipios, pero una coordinación de alcance nacional podría resultar altamente mejoradora de los mecanismos de contralor.
AL MISMO tiempo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pone en marcha el sistema de carnet por puntos, mediante el cual se otorga a cada interesado un total de 20 unidades, que se irán descontando a poco que cometa diversas infracciones. Así, en todo caso, correría el riesgo de perder el registro.
SE TRATA, en definitiva, de la ponderable puesta en vigencia de medidas que pretenden mejorar la seguridad en las rutas y en el ámbito urbano. La experiencia ha demostrado la ineficiencia de los intentos anteriores, encarados por sucesivos gobiernos. Las frías estadísticas demostrarán, de aquí a un tiempo, si este flagelo comienza a replegarse.
Fuente: Diario La Nueva Provincia
No hay comentarios.:
Publicar un comentario