El piloto brasileño Felipe Massa se accidentó el pasado sábado 25 de julio en la clasificación del Gran Premio de Fórmula 1 de Hungría, cuando un objeto que pegó contra el casco provocó su estado de inconsciencia y su posterior choque contra una pared de contención.
Un resorte, que se desprendió del Brawn GP de otro brasileño, Rubens Barrichello, impactó contra el casco de Massa, produciéndole “conmoción cerebral, un corte en la frente y una fisura orbital en los huesos de la cara”, según dijeron los médicos en el autódromo. Luego Massa fue operado y su estado actual es estable y promisorio ya que estudios tomográficos no revelaron lesiones cerebrales.
El resorte en cuestión, de unos cinco centímetros, pesa un kilo. Pero a la velocidad en la que impactó contra Massa, más de 200 km/h su fuerza equivalía a una piedra de 55 kg. Un golpe a una velocidad mortal, que en este caso fue amortiguado por el casco. Este fue el elemento de seguridad clave. Sin éste, Massa habría muerto antes de estrellarse contra el colchón de neumáticos que protegía el muro.
Éste es uno de los tres grandes beneficios del uso del casco:
- Actúa como barrera que evita el contacto entre el cráneo y el objeto del impacto, en este caso, el resorte. Pero, además:
- Absorbe parte de la energía del impacto con su estructura, por lo que la cabeza se detiene más lentamente y el cerebro golpea contra el cráneo con menos fuerza.
-Dispersa la fuerza del impacto en una superficie más grande por lo que la energía del choque no se concentra en una sola parte de la cabeza.
Por eso: el casco salva vidas en F1, en moto, ciclomotor o bicicleta.
Si lográramos que en Argentina todos los ciclo-motoristas lo usaran, se salvarían más de 500 vidas cada año, la mayoría de ellos jóvenes.
Fuente: En cuentos
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