Transitar por las rutas argentinas es una odisea. La falta de señalización, césped crecido, banquinas inexistentes, rutas angostas, bacheos y ahuellamientos dejan un panorama desolador del que nadie parece hacerse cargo.
Un relevamiento de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) y de Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) describen cuáles son las rutas más abandonadas en inversión y mantenimiento del país. Así, por ejemplo, el cruce de la Autovía 2 con la ruta 36 (que conecta la autopista con la ruta 11) agoniza por la falta de un puente o rotonda que organice el transito y evite accidentes.
Otra de las más denostadas es la 14, llamada “ruta del Mercosur”, que por la gran cantidad de camiones que circulan por ella (se estima que son 8 mil diarios) tiene ondulaciones y pliegues en el asfalto, y tramos de tierra en las banquinas imposibles de transitar en días de lluvia. Por eso se ganó el apodo de “ruta de la muerte”, ya que los accidentes se incrementan en el periodo estival cuando muchos turistas se trasladan a las playas de Brasil.
Los especialistas denuncian que casi el 80% de las rutas está en mal estado, una emboscada a la hora de salir de viaje. Del total de 230.137 kilómetros de rutas, apenas 72.047 están pavimentadas y sólo 1.284 kilómetros son autopistas, según la Asociación Argentina de Carreteras.
“Es un cuadro deprimente, un altísimo porcentaje de las rutas está en mal estado. La mayoría fueron construidas hace más de 50 años cuando había menos transito y los camiones eran más chicos. Hoy las condiciones cambiaron, pero sólo se repavimentaron algunos tramos”, explica con pesar Eduardo Bertotti, director del Instituto de Seguridad Vial.
El experto agrega: “No tienen las condiciones técnicas para dar un buen reflejo a la luz de los faros, es decir falta demarcación y carteles luminosos. Muchísimos de los tramos del país son directamente bocas de lobo”, enfatiza.
Fabián Pons, gerente general de CESVI, coincide: “El 80% de los caminos están casi abandonados”.
Puentes angostos, cruces ferroviarios con pasos a nivel en mal estado, señales inexistentes, banquinas descalzadas o con desniveles muy pronunciados se unen a la lista del estado de los caminos donde a diario circulan millones de personas. Por ejemplo, la mayoría tienen un ancho total de 7 metros (algunas incluso menos) y un camión moderno mide 2,5 metros. Si dicho camión transita exactamente por el centro de su carril, sólo quedan 50 centímetros de espacio de cada lado.
Y hay conocimiento estatal de la situación: algunos de los tramos en peores condiciones para transitar son advertidos por la propia Dirección Nacional de Vialidad Nacional. Por ejemplo, en la descripción del estado de las rutas especifica que en la 22, en el km 1050 hay que “extremar precaución por falta de carteles de señalización en sectores”. Sobre la 34 advierte al conductor que va a encontrar “baches aislados” y “zonas con carpeta deteriorada”. Y sigue la lista.
Miguel Salvia, presidente de la Asociación de Carreteras, explica que el problema se agravó en los últimos años por la falta de recursos: “Las rutas provinciales tienen menos fondos permanentes porque sus vialidades se financian con impuestos sobre los combustibles”. “La falta de recursos conspira contra el mantenimiento".
Cortar el pasto, asfaltar banquinas, mantener la pintura y señalización así como tapar baches pueden definir la vida o la muerte de una persona”, resalta. Los datos son alarmantes: un 53% de los accidentes se producen en rutas nacionales, un 26% en rutas y caminos provinciales, 12% en calles y avenidas y un 9% en autopistas. Más allá del estado deplorable de las rutas, la educación del conductor es vital para transitar por caminos desconocidos o con dificultades.
Ernesto Arriaga, de Vialidad Nacional, no duda en afirmar: “el 90% de los incidentes se dan por error humano, según los peritajes”.
Hugo Palamara, presidente de la Asociación de Periodistas de Tránsito y Transporte (APTTA) traza un mapa de las imprudencias que cometen a diario los conductores. Maniobra de sobrepaso, circular a mayor velocidad de la permitida, no respetar los carriles, no usar las espejos retrovisores, hablar por celular o cargar una dirección en el GPS. Un cóctel mortal.
Fuente: Perfil.com
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